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Puerto Bagdad una historia para recordar
Si eres de Matamoros, de seguro has escuchado hablar al menos una vez sobre el Puerto Bagdad, desde que estamos en la primaria y nos llevan a recorridos por museos de la ciudad, los cronistas e historeadores se enorgullecen en hablarnos de nuestros orígenes, por lo que comienzan a explicarnos como nuestros antepasados se asentaron en esta región y comenzó un gran periodo de prosperidad.
En realidad, no existe mucha información sobre su fundación exacta, pero se sabe que a principios de 1900 todavía había habitantes, y que se le bautizó como Bagdad debido a su semejanza con la capital de Irak, suponemos que los marineros que arribaban, viajaban por diversos lugares en el mundo, y encontraron cierta similitud con la ciudad de medio oriente, su ubicación se encontraba en la desembocadura del Río Bravo a unos 16 kilómetros de la entrada de la playa de la ciudad.
Matamoros por allá del año de 1850 ya contaba con un puerto fluvial, pero para 1858 el gobernador de ese entonces Ramón Guerra decretó la creación de una zona de libre comercio internacional, la cual fue ratificada en 1861 por el mismísimo Benito Juárez.
El puerto Bagdad se convirtió en el puerto de intercambio con el exterior para el Norte de Tamaulipas, Nuevo León, Coahuila, Durango, Chihuahua y Nuevo México, gracias a un activo comercio fluvial, con barcos que remontaban el río hasta Camargo y algunas veces llegaban a Laredo por donde ingresaban café, ixtle, especias, vainilla, aguardiente, telas, se estiman con un valor que pudo superar los 40 millones de pesos, llegaban barcos de gran calado que traían diversas mercancías que se distribuían entre los comercios locales tales como vinos de Europa, pianos, máquinas de coser, telas, calesas, metales preciosos, velas, planchas de hierro, maderas preciosas, entre otras cosas, era de las áreas comerciales portuarias más importantes de México solo por detrás de Veracruz, tenía alrededor de 15 000 habitantes que edificaron sus casas de distintos estilos sobre terreno arenoso y utilizando fundamentalmente la madera.
Su mayor importancia la tuvo durante la Guerra de Secesión de los Estados Unidos (1861-1865), pues era el enlace vital de los estados rebeldes confederados del sur de Estados Unidos con el comercio exterior. Debido a que la Armada estadounidense bloqueó los puertos confederados durante el conflicto, la Confederación recurrió a Puerto Bagdad para exportar sus productos, especialmente el algodón, pues la neutralidad de México en la conflagración aseguraba el libre acceso al mar a través de los puertos mexicanos.
La forma de intercambio era mediante un ferry a través del Río Bravo que comunicaba a Matamoros con Brownsville. Este transportaba el algodón confederado de Texas, Arkansas y Luisiana hasta Matamoros en México. De allí era enviado a Puerto Bagdad, donde se negociaba su destino final vía La Habana hacia Europa; finalmente la mercancía se enviaba en botes pequeños a embarcaciones ancladas a cierta distancia de la playa. A cambio los confederados recibían medicinas, telas, zapatos, armas y municiones. Fue tal la bonanza con el comercio confederado, que, al finalizar la guerra, el puerto cayó en una fuerte depresión económica de la que jamás se recuperó del todo.
El final de un lugar próspero
¿Y cómo es que desapareció un lugar así de importante? ¿Por qué no hay evidencia de lo que fue el lugar? Algunos conocedores, aseguran que aún hay vestigios, maderas qué fueron partes de botes y barcos, inclusive monedas de oro de aquella época. La región en el año de 1889 (hace 130 años exactamente) fue azotada por un devastador ciclón de gran magnitud, lo que provocó la destrucción, así como un subsecuente éxodo masivo, se tiene registro de que el nombre de dicho huracán era “ferrocarril”, y en efecto con la misma potencia que un tren, llegó y azotó todo a su paso, no sólo por el puerto si no por la misma ciudad de Matamoros, donde los historiadores comparten que las torres de la Catedral se cayeron, y por algún motivo en los siguientes años continuaran llegando ciclones entre Corpus Christi y Tamaulipas, por lo que se seguía desgastando la ciudad. El puerto quedó cegado por enormes bancos de arena apilados por el ciclón “ferrocarril”, las casas se vinieron abajo, no había viga de madera que pudiera soportar los intensos vientos de aquel devastador huracán, y fue así como desapareció el puerto de Bagdad, desapareció el responsable del auge comercial más importante de la zona norte en la segunda mitad del siglo XIX.
Nuestra playa a partir de 1991 comenzó a llamarse «Playa Bagdad» en honor precisamente al icónico puerto, ya que anteriormente había tenido diferentes nombres como Playa Washington y Playa Lauro Villar.
El 4 de enero de 2014, el gobierno municipal de ese periodo aprobó el cambio de nombre a Playa Costa Azul, para brindar una especie de tributo al músico matamorense y su grupo Costa Azul Rigo Tovar, el argumento de aquel momento es que tenía más identidad y hacía alusión al mar a diferencia de Bagdad, pero en enero de 2017 se vuelve a cambiar el nombre, argumentando mayor identificación y valor histórico al primero.
Sin duda alguna faltarían páginas para contar toda la historia que se tiene en esta región en particular, se tienen leyendas e historias que pocas personas conocen, las cuales daremos a conocer en otra emisión.
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